martes, 29 de enero de 2008

Devocional

por Claudia Puebla


"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?..." Salmos 22:1 (Leer todo el salmo)

Pasar por pruebas y torbellinos, aunque no lo creamos son grandes oportunidades para agradar al Señor. Tenemos dos oportunidades: Temer o confiar en el Señor. David si que vivió una vida de prueba tras prueba, pero fueron éstas las que Jehová utilizó para pulir su vida y cumplir su propósito en Él. Vemos en este salmo, que David estaba tan mal que le preguntaba al Señor por qué le había desamparado. Pero aún en sus momentos de dudas y flaquezas, su confianza sin duda estaba en Jehová.

"Pero tú eres el que me sacó del vientre; el que me hizo estar confiado desde que estaba en los pechos de mi madre..." v. 9

Sólo hay un hombre que experimentó la ausencia de Dios por un momento: Jesucristo. ¿Por qué? Porque él llevó sobre sí nuestro pecado. Él se hizo pecado y antes de morir exclamó: Elí, Elí, ¿lama sabactani?, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

¿Es él digno de confianza? Absolutamente...¿Confiaré en Él?

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